5. Hyperion
El ser vivo más alto de nuestro planeta es una secuoya roja de California que mide algo más de 115 metros y que vive en el Redwood National Park, al norte de San Francisco.
Fue descubierto hace tan sólo cuatro años por el equipo del naturalista Chris Atkins y fue bautizado con el nombre de Hyperion. En la mitología griega, Hyperion era un Titán, hijo de Urano (el Cielo) y Gea (la Tierra), y su nombre significa "el que vive arriba" o "el que mira desde arriba".
La ubicación exacta de este gigante no se ha hecho pública para protegerlo de los turistas, pero no sería raro que pronto se encuentre otro ejemplar que lo supere, ya que se conocen unas 135 secuoyas de más de 100 metros y se sabe que en Australia vivió en el siglo XIX un eucalipto que superaba los 150 metros.
6. El Árbol de Hipócrates
Hipócrates de Cos fue un médico ateniense que nació, vivió y ejerció en la época dorada de la Grecia clásica: el siglo de Pericles. Su novedosa visión de la medicina, plasmada en numerosos tratados y prácticas médicas como el juramento hipocrático, le otorgaron algunos siglos después el título de "médico perfecto" y tradicionalmente se le conoce como el padre de la medicina moderna.
Pues bien, en el centro de la ciudad de Cos habita en la actualidad un viejo plátano conocido como Árbol de Hipócrates que desciende directamente del árbol bajo cuyas ramas solía enseñar medicina a sus discípulos el célebre fundador de la escuela hipocrática.
Está considerado como el árbol más longevo de Europa y su historia ha traspasado con creces las fronteras de la pequeña isla de Cos donde nació, ya que numerosas instituciones, bibliotecas y universidades de medicina de todo el mundo (e.g. Yale, Glasgow, Sidney, etc.) tienen en sus jardines árboles plantados a partir de sus semillas o esquejes.
7. El Árbol de Víctor y Leia
El Árbol de Víctor y Leia es un baobab que acaba de ser plantado en Níger, uno de los países africanos más afectados por la desertificación, y es nuestra pequeña contribución al proyecto Niger Heart, que pretende crear un gran parque con forma de corazón y compuesto por 8 millones de árboles.
Los objetivos de este proyecto de la empresa Tree-Nation son detener la desertificación, luchar contra la pobreza y combatir el cambio climático.
Los baobabs son árboles muy longevos y suelen vivir entre 800 y 1.000 años, aunque se conocen algunos que han superado los 4.000. Por este motivo es probable que, si algún día Víctor y Leia se pasan por Níger para ver cómo crece su árbol, sólo puedan ver un joven baobab con un aspecto bastante menos imponente que el ejemplar de la fotografía.
En cualquier caso, mientras llega ese momento, siempre podemos ver cómo va creciendo la versión virtual que Tree-Nation nos ofrece en su web: