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1 de junio de 2015

La tecnología educativa al servicio de las 3 competencias clave para el futuro

La evolución de los negocios en un mundo digitalizado, los avances tecnológicos y las nuevas estructuras laborales están redefiniendo cuáles son las competencias clave para el trabajador del futuro. En un estudio realizado por The Economist y difundido por Google el mes pasado en su evento Education on Air, se identifican las 3 competencias que las empresas de hoy consideran más valiosas y que, por lo tanto, deberían ser prioritarias en la educación de nuestros hijos: resolución de problemas, trabajo en equipo y comunicación.

Competencias del futuro

Para favorecer estas y otras competencias íntimamente relacionadas, muchas escuelas están utilizando metodologías innovadoras que hacen un buen uso de las tecnologías educativas. Son las escuelas que son capaces de aplicar con éxito conceptos como Project-Based Learning, Gamification, BYOD, Learning Analytics, Flipped Classroom, etc. y hacerlo de una manera totalmente orientada a preparar a los profesionales que necesitarán las empresas del futuro.

Ilustrar estos conceptos con ejemplos no es sencillo. El siguiente vídeo titulado Bridging Our Future ya es un poco antiguo —casi 3 años— pero creo que muestra claramente algunos de ellos.

Dejando de lado el tamaño de la pizarra y algunos otros detalles futuristas, lo que hemos visto en este vídeo es un grupo de alumnos de la generación Z (nativos digitales) aprendiendo en un mundo digital donde la tecnología les facilita desarrollar varias competencias clave:

  • Aprendizaje autónomo y orientado a la resolución de problemas. El profesor plantea un problema y los alumnos investigan por su cuenta para resolverlo utilizando todos los recursos a su disposición. El tiempo de clase se utiliza para practicar, resolver las dudas y el profesor actúa de guía para facilitar el avance. Es el enfoque de aprendizaje invertido (Flipped Classroom).
  • Trabajo en equipo y compromiso con los resultados. La experiencia de aprendizaje es un proyecto (Project-Based Learning) y los alumnos deben trabajar cooperativamente entre ellos mientras compiten con otras escuelas por construir el puente más resistente (Gamification).
  • Comunicación en tiempo real. Utilizando sus propios dispositivos (BYOD), los alumnos hablan con un ingeniero por videoconferencia, se autoevalúan y el profesor puede detectar en tiempo real quién necesita ayuda.
  • Pensamiento crítico y creativo. Los alumnos comprueban los resultados de sus aciertos y sus errores de manera ágil con simuladores y fabricando en 3D los prototipos que ellos mismos han diseñado (Design Thinking). Es el concepto tradicional del learning by doing aplicado a la generación del movimiento Maker.
  • Descubrimiento de las fortalezas propias. Cada alumno personaliza su aprendizaje y puede escoger qué tareas realizará en el proyecto. Gracias a las tecnologías analíticas (Learning Analytics), podrá saber con qué tareas y recursos aprende mejor (y autodescubrir qué tipo de inteligencias tiene más desarrolladas).

En un ejemplo más cercano, el colegio Mare de Déu dels Àngels de Barcelona, publicó hace unos días algunos vídeos similares. En el siguiente, centrado en la asignatura de robótica educativa de primaria y secundaria, se puede observar cómo se desarrollan las competencias anteriores aplicando también la teoría de las inteligencias múltiples.

Estos alumnos, al adquirir todas estas competencias, se convertirán en trabajadores ágiles, eficaces, autonónomos e innovadores; y exigirán estas mismas tecnologías y posibilidades a cualquier empresa que quiera contratarles allá por el 2020.

La pregunta es... ¿estarán preparadas las empresas?

6 de abril de 2015

¿Quieres aprender o explicar algo? 5 claves sobre cómo aprende nuestro cerebro

Tu cerebro y el mío son diferentes. Por suerte, son tan diferentes que seguro que hay cientos de cosas que podemos aprender el uno del otro... Y en ese momento, cuando se trata de aprender algo, nuestros cerebros tienen mucho en común.

Aquí tienes 5 aspectos clave sobre nuestro cerebro que debes tener en cuenta cuando quieras aprender algo o quieras ayudar a que otras personas lo aprendan.

1. Aprendemos mejor cuando la información es visual

La mitad de los recursos de nuestro cerebro se utilizan para la visión. El otro 50% se dedica a todas las demás funciones del cuerpo.

Eso significa que cuando tenemos que procesar información, el sentido de la visión supera a todos los demás. Incluso cuando estás leyendo estás líneas, tu cerebro está tratando cada letra como una imagen que tiene que interpretar, por lo que leer este texto es mucho más ineficiente que interpretar una imagen. Se estima que nuestro cerebro procesa la información visual unas 60.000 veces más rápido que la textual.

Vino blanco y tinto

Una prueba de esto la tenemos en un experimento que se realizó en 2001 durante una cata para aficionados al vino. Se dio a probar a 54 personas un vino blanco al que se había añadido un colorante sin olor ni sabor para que el vino pareciera tinto. Ninguno de los participantes supo reconocer que se trataba de vino blanco coloreado. El poder de lo que estaban viendo sobrepasó lo que podían aportar los otros sentidos.

Conclusión:

Cuando tengas que explicar algo, añade fotos, iconos y diagramas que aporten significado. Ten en cuenta también el tamaño, la proporción, la relación de colores y la estructura visual de lo que muestras, porque el cerebro del que lo va a mirar interpretará mucho antes todo eso que todo el texto que puedas poner.

2. Recordamos el panorama general mucho mejor que los detalles

Cuando aprendemos algo nuevo, los detalles pueden saturarnos muy rápido si no somos capaces de asociarlos con un esquema general que los estructure y los relacione entre sí.

Por ello, nuestro cerebro siempre intenta encontrar la esencia de lo que está aprendiendo y desecha los detalles si no puede almacenarlos en ese panorama general. Además, como somos eminentemente visuales, representar ese panorama general gráficamente nos es muy útil para ubicar todos los conceptos y detalles.

Conclusión:

Empieza siempre dibujando la estructura general con un diagrama o un mapa mental y ubica todos los detalles a partir de esa estructura. Cuando tengas que repasarlo o explicárselo a otros, no empieces por los detalles. Explica primero todo el esquema general y profundiza en los detalles de una manera progresiva.

3. Enseñar a otros nos ayuda a aprender mejor

Cuando tenemos que explicar algo a otras personas, asimilamos mucho mejor los conceptos nuevos. Los estructuramos mejor y somos capaces de recordar con más facilidad las partes más importantes.

En un estudio liderado por el Dr. John Nestojko, se pidió a la mitad de los participantes que estudiaran una información para después hacer un examen. A la otra mitad se les explicó que tenían que estudiar la información para enseñar a otras personas. Posteriormente, se hizo el examen a todos por igual sin que ninguno tuviera que enseñar a nadie. Los participantes que pensaban que tenían que enseñar a otros lo hicieron significativamente mejor.

Preparar nuestra mente para explicar algo a otras personas provoca que creemos estructuras más claras y que pongamos el foco en aquello que es esencial para entenderlo.

Conclusión:

Estructura lo que estás aprendiendo como si tuvieras que explicárselo a otros. Escribe unas notas o haz una presentación breve pero bien organizada. Si es posible, explicáselo a alguien y comprueba que las partes importantes están bien reflejadas.

4. Dormir es fundamental para el aprendizaje y la memoria

Cuando duermes, tu cerebro comienza a construir estructuras para convertir tus recuerdos a corto plazo en recuerdos a largo plazo.

Diversos estudios han demostrado que el poder dormir —aunque sea una simple siesta— entre el momento de aprender algo y el momento de ser evaluado, afecta positivamente a los resultados en porcentajes cercanos al 20%. Por el contrario, según un estudio de la Harvard Medical School, la privación de sueño reduce de forma crítica nuestra capacidad de aprender cosas nuevas, llegando a suprimirla casi por completo si no se duerme correctamente en las 30 horas siguientes al momento del aprendizaje.

Por último, dormir antes de aprender también es muy importante. Tal como explica el Dr. Matthew Walker, el sueño deja nuestro cerebro como una esponja seca preparada para absorber nueva información.

Conclusión:

Intenta dormir bien antes de aprender algo nuevo e intenta repasarlo, aunque sea brevemente, antes de ir a dormir. Y no te quedes sin dormir para estudiar algo que quieras recordar...

5. Aprendemos mejor cuando intercalamos materias

Un experimento que se ha hecho varias veces en la Universidad de California pone a prueba a dos grupos de estudiantes. Al primer grupo se le muestran en una pantalla fotografías de diferentes estilos pictóricos en bloques secuenciales de 6 imágenes. Es decir, primero se muestran 6 pinturas características de un estilo, luego 6 pinturas del siguiente estilo y así sucesivamente. Al segundo grupo se le muestran las mismas imágenes pero intercaladas.

El examen que hacen todos después consiste en reconocer el estilo de diversos pintores a través de imágenes que no se han mostrado antes. Los miembros del primer grupo suelen acertar en torno al 30% y los del segundo, un 60%.

Bob Bjork, el investigador responsable de este experimento, cree que intercalar funciona mejor porque encaja en nuestra habilidad natural para reconocer patrones y discrepancias. Si extendemos este concepto a toda nuestra actividad diaria y alternamos diversas disciplinas, tendremos la oportunidad de asociar lo que ya conocemos de una de ellas con la nueva información que obtenemos de otra.

Conclusión:

No intentes aprender o practicar las nuevas habilidades en bloques separados. Por ejemplo, si quieres aprender un idioma, intercala la práctica de escritura, escucha y conversacion. Si estás en un entrenamiento de baloncesto, alterna los tiros de tres, los tiros libres y las bandejas. Además, en la medida de lo posible, intenta intercalar lo que haces mejor con lo que haces peor para que tu cerebro pueda encontrar sinergias positivas...

1 de febrero de 2015

Baxter, el robot que aprende a cocinar mirando vídeos de YouTube

Este es Baxter, un robot del tamaño de una persona y que puede ser entrenado rápidamente para realizar tareas repetitivas en una nave industrial o en un laboratorio. Pero la última actualización de software le ha dado una nueva utilidad. Ahora, Baxter es capaz de aprender a realizar una receta de cocina únicamente mirando un vídeo en YouTube.

Baxter, el robot que aprende a cocinar

Gracias al trabajo de los investigadores de la Universidad de Maryland, Baxter mira un vídeo y aprende qué tipos de objetos son los que debe reconocer. También identifica e interpreta los verbos con el fin de catalogar las acciones y observa qué tipo de acción es la más eficaz con cada herramienta. Al finalizar el vídeo, Baxter repite con precisión todos los pasos sin necesidad de ninguna intervención humana.

En la foto anterior, por ejemplo, se puede ver como Baxter está midiendo la cantidad justa de un ingrediente. No está mal para un robot que su fabricante, Rethink Robotics, comercializa por solo 25.000$.

Reza Ghanadan, responsable de este proyecto financiado por DARPA, ha afirmado:

En lugar del largo y caro proceso de programar código que enseñe a los robots a realizar tareas, esta investigación abre el camino para que los robots aprendan mucho más rápido, a un coste mucho menor y, siempre que estén autorizados para ello, a compartir su conocimiento con otros robots.

Esta aproximación basada en el aprendizaje es un gran paso hacia el desarrollo de tecnologías muy beneficiosas en áreas como las reparaciones militares y la logística.

Mmm... ¿Compartir conocimiento con otros robots? ¿Cómo llamaremos a esto cuando se generalice el concepto? ¿Inteligencia Artificial 2.0? ¿Machine Social Learning? ¿Roboconectivismo?

17 de enero de 2015

El asombroso coche de LEGO de tamaño real financiado con un tweet

El proyecto

Todo empezó en febrero de 2012 con un tweet de un emprendedor australiano.

Menos de dos años más tarde, esta petición de fondos para invertir en un "proyecto impresionante" se convertía en el primer coche de tamaño real construido con piezas de LEGO y propulsado por aire comprimido. El siguiente vídeo —que ya tiene más de 6 millones de visitas— muestra claramente el resultado de este proyecto bautizado como #SuperAwesomeMicroProject.

Algunos datos interesantes:

  • Consta de más de 500.000 piezas de LEGO.
  • El motor, que está construido con piezas de LEGO estándar, tiene 250 pistones y funciona con aire comprimido.
  • La velocidad máxima es de 30 km/h.
  • Se construyó en Rumanía gracias al talento de un techie rumano de 20 años y autodidacta que el emprendedor australiano encontró en Internet.
  • El coste estimado del proyecto es de unos 25.000$.

La financiación

Y... ¿cómo se financió el proyecto?

Pues ese es un aspecto casi tan interesante como el propio coche. Steve, el emprendedor australiano, recibió muchas respuestas a su tweet de personas interesadas en formar parte de un "proyecto impresionante". Esas personas recibieron de Steve una carta que les explicaba algo más sobre su idea. En resumen, les explicaba que:

  • Se trataba de construir algo asombroso que no se había hecho nunca antes y que sería ecológico y de alta tecnología.
  • Cada persona que quisiera colaborar debía invertir entre 500$ y 1000$. Todos los costes del proyecto se publicarían de forma totalmente transparente en su web.
  • No había previsto obtener ningún ingreso del proyecto, por lo que las aportaciones económicas eran a fondo perdido.
  • El proyecto era de alto riesgo y podía perfectamente fracasar.

Tras recibir la carta, 40 personas se apuntaron al proyecto y enviaron su contribución económica...

¿Por qué?

Supongo que la respuesta seguramente es más compleja, pero creo que puedo resumirla en una palabra: reputación. En la carta que recibieron, Steve les prometía que el resultado de su inversión sería que sus nombres estarían asociados a un proyecto de fama mundial. El beneficio sobre la marca personal de cada participante sería tan grande que Steve aventuraba que sería el elemento más destacado de su CV.

La reputación, la satisfacción de superar un reto, la marca personal, el orgullo de pertenencia a una comunidad... En el fondo, ¿no es de esto de lo que tratan la mayor parte de servicios de Internet o las tecnologías que facilitan la colaboración en nuestras empresas?