Colaboración 1G
En 1961, en una demostración realizada en el MIT, varios usuarios se conectaron desde terminales remotos a una computadora IBM 7094 con el fin de guardar archivos en el disco. Esta nueva funcionalidad facilitó la comunicación entre ellos y derivó, cuatro años más tarde, en lo que hoy conocemos como correo electrónico.
Habían nacido las herramientas de colaboración de primera generación.
Tanto las unidades de disco en red como el correo electrónico siguen siendo fundamentales en los escenarios de colaboración de hoy en día. Sin embargo, otros sistemas de esa generación que surgieron en los 70 y los 80, como los BBS o los canales IRC, han caído en desuso o están dejando paso a nuevos sistemas más evolucionados.
El principal logro de esas herramientas fue facilitar el contacto y la comunicación por medios electrónicos entre personas conocidas, pero realmente el trabajo se seguía desarrollando de manera individual y asíncrona.
1G. Yo te comunico. Tú me comunicas.
Colaboración 2G
En los años 90, los creadores de sistemas de colaboración se centraron en facilitar el acceso simultáneo a los contenidos y empezaron a surgir otro tipo de herramientas orientadas a compartir.
Algunas de ellas permitían la colaboración "en directo" (i.e. síncrona), como por ejemplo la mensajería instantánea o las videoconferencias web. Otras, como por ejemplo Lotus Notes y más tarde Microsoft Exchange, popularizaron el término groupware, facilitando que los miembros de una organización o equipo pudieran compartir documentos, calendarios, tareas, etc. y acceder a todos esos contenidos desde diferentes lugares y dispositivos.
Todas estas herramientas constituyen lo que hoy llamamos colaboración de segunda generación.
2G. Nosotros compartimos información.
Colaboración 3G
Cuando muchos de los sistemas mencionados hasta ahora comenzaron a crecer, se convirtieron en grandes almacenes de información no estructurada incapaces de ofrecer a los usuarios la información que necesitaban.
De hecho, a pesar de haberlo expresado en tiempo pasado, esta es precisamente la situación en la que se encuentran la mayoría de organizaciones en la actualidad. Por este motivo, y aprendiendo del éxito de la Web 2.0, están proliferando en las empresas los sistemas de colaboración de tercera generación, también conocidos con los nombres de social software, enterprise collaboration software, Enterprise 2.0 o unified collaboration (aunque este último término tiene todavía demasiadas "novias").
Estas soluciones integran blogs, microblogs, wikis, aplicaciones sociales, activity streams, etc. en un mismo espacio y se centran totalmente en el usuario, en lugar de hacerlo en el contenido. Su objetivo va mucho más allá de compartir. Se trata de conectar.
Tal como argumentan algunos de los fabricantes (e.g. Jive, Socialtext, Cyn.in, etc.), estos nuevos sistemas interconectan a las personas de una organización con su conocimiento colectivo, consiguiendo personas mejor informadas, más productivas y más satisfechas con su trabajo.
3G. El objetivo es conectar (personas, contenido y aplicaciones).
Obviamente, para conseguir todo esto no es suficiente con instalar un nuevo software. El 80% del reto sigue estando en conseguir que las personas perciban esos beneficios potenciales y para ello es necesario un cambio de clima (i.e. roles, procesos, métricas, etc.) que sin duda será merecedor de otro artículo.
Colaboración 4G
¿Y qué vendrá después?
Desde mi punto de vista, las herramientas sociales actuales aciertan en ofrecerme la información en tiempo real y en el contexto que yo elijo, ya sea profesional o personal. Hemos pasado de navegar por un océano de información en medio de una tormenta a navegar por unos cuantos ríos que fluyen rápidamente y en la dirección que me interesa.
De todas maneras, todavía siguen sin resolver uno de los principales problemas que ya teníamos antes: la infoxicación. Seguimos teniendo demasiadas fuentes de información y es demasiado costoso mantenerse conectado a todas ellas. Los ríos son demasiado caudalosos.
Por este motivo, la colaboración de cuarta generación deberá estar orientada hacia la agregación de fuentes.
La nueva generación, al contrario de lo sucedido en las anteriores, no añadirá nuevas herramientas o nuevas formas de colaborar. Se centrará en ofrecer al usuario un acceso agregado a todo el caudal de información que desea recibir. Unificará en un único tablero de control (dashboard) todas sus herramientas y le permitirá personalizar a su gusto tanto el aspecto como la relevancia que adquieren los diferentes elementos en cada momento.
Todos los afluentes desembocarán en un solo río y cada usuario podrá tomar sus propias decisiones sobre el caudal que debe llevar.
Por supuesto, la usabilidad y la accesibilidad desde múltiples dispositivos serán, una vez más, las claves del éxito.
4G. Un dashboard universal con mis herramientas de colaboración,
mis aplicaciones corporativas y mis servicios sociales.