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Este es mi blog personal y aquí escribo sobre Internet, tendencias, V&L, cine, fotografía y cualquier otro tema que me parezca que es imprescindible compartir. Si quieres, puedes seguirme por:

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26 de octubre de 2014

La recursividad y la paradoja del Hiperjuego (explicadas a una niña de 5 años)

Hace unos días, tuve una breve conversación con mi hija Leia de las que hacen pensar... Fue más o menos así:

— Papá, ¿qué es un diploma?
— Pues es un papel que te dan cuando consigues algo.
— Por ejemplo... ¿cuando consigues un diploma?
— Mmm... Sí, supongo que sí. Pero eso sería algo recursivo...
— Papá, ¿qué es recursivo?
— Leia, a dormir ahora mismo.

Estaba claro que este primer asalto lo había perdido yo. Uno a cero para Leia. Pero durante estos días he estado pensando y esta mañana le he dicho que le iba a explicar lo que es la recursividad jugando al Hiperjuego, un juego que esconde una curiosa paradoja matemática.

El Hiperjuego

El Hiperjuego es un juego por turnos con unas reglas muy sencillas. El primer jugador escoge un juego normal para que el segundo jugador empiece a jugarlo. A partir de ahí, se juega siguiendo las reglas del juego elegido.

Lógicamente, Leia me ha preguntado qué es un juego normal. Le he explicado que un juego normal es uno que siempre acaba después de un número finito de movimientos. Por ejemplo, son juegos normales el ajedrez o el tres en raya, pero no sería un juego normal el de piedra, papel o tijera, ya que puedes estar jugando toda la vida y que no se acabe nunca.

Una partida del Hiperjuego podría ser así:

  1. Yo empiezo escogiendo el juego del ajedrez.
  2. Leia hace el primer movimiento y mueve un peón.
  3. Seguimos jugando hasta que el juego acaba.

¿Y qué tiene que ver esto con la recursividad? Pues imaginemos que la partida es la siguiente:

  1. Yo escojo mi juego favorito: el Hiperjuego.
  2. Leia hace el primer movimiento (escoger un juego) y elige el Hiperjuego.
  3. Yo hago el primer movimiento de su Hiperjuego y escojo otra vez el Hiperjuego.
  4. Continuamos así indefinidamente...

Este sería un proceso recursivo, ya que mientras lo estamos ejecutando, se invoca a sí mismo y vuelve a empezar.

Es algo parecido a lo que pasa si buscas en Google recursividad. El Sr. Google, que es muy gracioso, lo primero que te indica es Quizás quisiste decir: recursividad. Por supuesto, si clicas ahí, vuelve a salir lo mismo...

La paradoja del Hiperjuego

Además de ejemplificar un proceso recursivo, el Hiperjuego encierra una interesante paradoja, porque... ¿es realmente el Hiperjuego un juego normal?

Supongamos que sí lo es. En este caso, el último ejemplo sería válido y tendríamos un caso en el que no podemos acabarlo en un número finito de movimientos, concluyendo que realmente no es un juego normal.

Ahora supongamos que el Hiperjuego no es normal. En este caso, en mi primera jugada no puedo elegir el Hiperjuego; debo elegir un juego normal. Pero si elijo un juego normal, el juego terminará después de un número finito de movimientos. Por lo tanto, el Hiperjuego es un juego normal.

Esta fascinante paradoja se la debemos al matemático americano William Zwicker.

La paradoja del Hiperjuego

Después de mi detallada explicación, estaba prácticamente seguro de que Leia me iba a preguntar qué es una paradoja. Pero no ha sido así. Me ha mirado con cara de póker y me dicho lentamente:

— Papá, ¿jugamos a otro juego más divertido?
— Bueno... ¿No te interesa esto que te he explicado?
— No.

Dos a cero para Leia.

22 de enero de 2014

¿Existe el color rosa? Pues resulta que no.

A mi hija de 4 años le encanta el rosa y, tras ver decenas de episodios de la Pantera Rosa y debatir con ella (mi hija) sobre cuál es el color más adecuado para vestirse a diario, no me he atrevido a decirle lo que explica el siguiente vídeo de MinutePhysics: que el color rosa no existe.

El vídeo dura un minuto y es bastante fácil de entender. El color rosa es realmente la combinación del rojo y el violeta, pero si buscamos en el arco iris, no veremos el color rosa. ¿Por qué? Porque la luz roja y la luz violeta son precisamente los dos extremos opuestos del arco iris y no existe una longitud de onda combinada que genere luz rosa. El color rosa es, por lo tanto, una ilusión creada en nuestro cerebro para interpretar frecuencias entre el rojo y el violeta, pero no existe una onda de luz con una frecuencia específica que se corresponda con el rosa, tal como ocurre con todos los demás colores.

Una vez resuelta esta importante pregunta, tocaría abordar otras cuestiones relacionadas:

  1. Cuando alguien aparenta tener una vida de color de rosa... ¿es eso también una ilusión?
  2. Cuando mi hija pequeña me explicaba que todos sus amigos imaginarios visten de rosa... ¿me estaba dando una lección de física?
  3. Y sobre todo... ¿la Pantera Rosa es macho o hembra? Porque la Wikipedia dice que es de género masculino, pero mis hijos no lo ven de la misma manera...
La Pantera Rosa

6 de octubre de 2013

El árbol que durante cuarenta años fabricó un puente

Aquella mañana, como todas las mañanas desde que era una niña, se levantó pronto y miró por la ventana. Los primeros rayos de luz comenzaban a dibujar temblorosas formas sobre la superficie del lago. Ni una sola nube. Respiró profundamente y sonrió. Era importante que hiciera buen tiempo para poder hacer lo que había planeado esa mañana.

Mientras preparaba el desayuno sin hacer ruido, dos agudas y potentes voces acabaron a dúo con el silencio.

—¡MAMÁ! ¡YA ES DE DÍA!

—Buenos días, hijos —respondió ella mientras entraba rápidamente en su habitación—. No habléis tan fuerte, que despertaréis a papá.

Los dos niños se miraron y, pasados unos segundos, la pequeña se levantó de la cama y se acercó lentamente a su hermano mayor.

—Shh... No hables tan fuerte —le susurró—, que vas a despertar a papá.

Tras el obligatorio paso por el baño, los tres se sentaron en la mesa de la cocina y comenzaron a desayunar. Como su instinto de madre funcionaba a la perfección, no le sorprendieron en absoluto las caras tristes y miradas distraídas que mostraban los dos niños. Aun así, preguntó:

—A ver, ¿a qué vienen esas caras largas? ¿Estáis tristes porque hoy volvemos a casa?

—Yo no quiero que se acaben las vacaciones —respondió la niña—.

—Yo tampoco —añadió su hermano—. Además, mañana tengo que empezar el cole de primaria y dicen que es muy difícil.

Su madre les sirvió un vaso de leche fría.

—Bueno, este año aprenderéis cosas muy importantes en el colegio. Yo creo que tendríais que estar muy contentos de volver.

—Pero yo no quiero aprender nada más —protestó su hijo—. Yo ya sabo muchas cosas...

—Eso es verdad, cariño. Tú sabes muchas cosas… Y tu hermana, también. Y yo... —Hizo una pequeña pausa para acabar su vaso de leche y continuó—. Pero yo cada día estoy aprendiendo cosas nuevas. Por ejemplo, en los cuarenta días que hemos pasado aquí, en la casa del lago, he aprendido algo nuevo todos los días. ¿Os apetece dar un paseo y aprender una cosa nueva hoy?

Con la boca llena y sin alternativas claras, ambos asintieron sin convicción.

***

Pocos minutos después, los tres ya estaban preparados y saliendo por la puerta principal. Como todas las veces que salían de la casa, los niños corrieron hacia la barandilla que delimitaba el porche para contemplar las hermosas vistas del lago.

—Este lago es tan grande y tan bonito, mamá —dijo la pequeña—. Ven aquí, mamá. Las vistas desde aquí son las mejores.

Su madre se aproximó y le ofreció una mano a cada uno.

—¡Vamos! Hoy lo veremos más de cerca.

Los niños cogieron su mano y ella los guió por las escaleras de madera que descendían hasta la pequeña playa arenosa en la que se habían bañado casi a diario durante aquellas últimas semanas. Pero ese día, a diferencia de los otros, su madre los condujo hasta el pequeño embarcadero situado en el extremo más alejado de la playa. Allí, señaló a la pequeña barca de remos que reposaba sobre el agua y, uno por uno, los ayudó a subir.

Durante un buen rato, remó bordeando la orilla del lago y esquivando hábilmente las rocas y las constantes preguntas de sus hijos sobre dónde iban y qué iban a aprender. Finalmente, dejó los remos en el suelo de la barca y desveló la mitad del misterio.

—Hemos venido a visitar un árbol muy especial... Mirad allí —dijo apuntando a una extraña formación rocosa que se elevaba unos diez metros sobre el agua justo a la orilla del lago—. ¿Sabéis por qué es especial?

Mientras se acercaban lentamente con la barca, los dos niños observaron aquella columna de piedra que se ensanchaba en la parte superior creando una pequeña plataforma. En lo más alto, un solitario pino se balanceaba suavemente mecido por una casi imperceptible brisa.

El árbol que durante cuarenta años fabricó un puente

—Mamá, yo creo que hay un tesoro en ese árbol de ahí arriba —respondió la pequeña señalando el borde de la plataforma—. Por eso un pirata ha fabricado con unas ramas ese puente que une la piedra con la orilla. Así puede pasar y coger el tesoro.

—Tienes razón, cariño, hay un tesoro en el árbol y tiene mucho que ver con ese puente que has visto. —En ese momento la barca llegó a la orilla—. Fijaros bien en el puente. No son ramas. Son las raíces del árbol —explicó mientras los tres se situaban justo bajo las enormes raíces que, al parecer, habían saltado varios metros desde la plataforma de roca hasta tierra firme—. Como nació en un sitio en el que no tenía casi tierra ni agua para alimentarse, ha tenido que ir a buscarla a...

—¿Las raíces saben volar, mamá? —interrumpió el niño.

—No, cariño, esas raíces no saben volar y eso es, precisamente, lo que os quería enseñar hoy. Hace cuarenta años, donde ahora veis estas raíces había un arco de piedra que unía la plataforma en la que nació el árbol con el otro lado. Como el árbol quería crecer, sus raíces fueron avanzando poco a poco a través del arco buscando la nutritiva tierra de la que se alimentan los árboles. Pero, mientras tanto, el agua y el viento estaban erosionando el arco... Hasta que un día, hace varios años, el arco se cayó al suelo.

El puente de raíces que fabricó el árbol

—Por suerte, las raíces ya habían llegado al otro lado —dijo el pequeño sonriendo—. ¿Verdad, mamá?

—Así es —respondió devolviéndole la sonrisa—. El árbol había trabajado durante años y había formado unas raíces largas y sólidas que ahora le permiten vivir cómodamente. Y por eso...

—...y por eso los niños tenemos que ir al colegio —concluyó su hijo cogiendo por el brazo a su sorprendida hermana pequeña—. ¿Tu también lo entiendes, verdad?

—Creo que sí —contestó dubitativa—, pero los otros árboles no han tenido que hacer ese trabajo y también parecen muy cómodos.

—Es cierto —replicó su madre—, pero sin duda nuestro árbol especial es el que tiene las mejores vistas del lago.

Durante un instante, todos se quedaron en silencio. La niña miró de nuevo el árbol sobre la piedra y notó como una fugaz ráfaga de viento desplazaba hacia abajo las ramas más altas. Pensó que aquel árbol tan listo estaba intentando mover la cabeza para darle la razón a su madre.

Sin bajar la vista, le dirigió otra enorme sonrisa y afirmó satisfecha:

—Lo entiendo.

Fin

Para Natalia, que durante muchos años ha fabricado raíces en todas las direcciones posibles.

22 de diciembre de 2012

Como el mundo no se acabó ayer...

...creo que ya podemos hacerlo.

Os deseamos:

Víctor y Leia os desean Feliz

Y si estáis un poco decepcionados porque lo del fin del mundo no salió bien, no perdáis la esperanza. En este Calendario de fines del mundo podréis comprobar que todavía hay muchas oportunidades por delante.

5 de febrero de 2012

9 formas de "dormir" en invierno con V&L

Desde hace 10 días, mis hijos Víctor y Leia tienen el tradicional virus invernal que les empuja a visitar la cama de sus padres todas las noches. Los siguientes gráficos (creados por los experimentados padres de howtobeadad.com) ilustran a la perfección algunas de las estrategias que han empleado V&L para crearse su propio espacio...

H is for HellJazz HandsSnow AngelsBooby TrapThe StalkerThe Neck ScarfDonkey KongThe Roundhouse KickThe Dog House

No sé cuál será la preferida de Natalia, pero a mí la que más me gusta es la primera, que con buen criterio se titula "H de Hinfierno".

¿Y vosotros? ¿Os sentís identificados con alguna?

1 de enero de 2012

FEL12

En fin, supongo que el minimalismo que impregnaba mi anterior artículo, también se ha colado en el mensaje de final e inicio de año que da título a éste...

FEL12

Espero que dentro de 39 años pueda hacer algo similar (si es que los números romanos no se han extinguido).

21 de marzo de 2010

Algunos árboles con estrella (2/2)

5. Hyperion

HyperionEl ser vivo más alto de nuestro planeta es una secuoya roja de California que mide algo más de 115 metros y que vive en el Redwood National Park, al norte de San Francisco.

Fue descubierto hace tan sólo cuatro años por el equipo del naturalista Chris Atkins y fue bautizado con el nombre de Hyperion. En la mitología griega, Hyperion era un Titán, hijo de Urano (el Cielo) y Gea (la Tierra), y su nombre significa "el que vive arriba" o "el que mira desde arriba".

La ubicación exacta de este gigante no se ha hecho pública para protegerlo de los turistas, pero no sería raro que pronto se encuentre otro ejemplar que lo supere, ya que se conocen unas 135 secuoyas de más de 100 metros y se sabe que en Australia vivió en el siglo XIX un eucalipto que superaba los 150 metros.

6. El Árbol de Hipócrates

Hipócrates de Cos fue un médico ateniense que nació, vivió y ejerció en la época dorada de la Grecia clásica: el siglo de Pericles. Su novedosa visión de la medicina, plasmada en numerosos tratados y prácticas médicas como el juramento hipocrático, le otorgaron algunos siglos después el título de "médico perfecto" y tradicionalmente se le conoce como el padre de la medicina moderna.

Pues bien, en el centro de la ciudad de Cos habita en la actualidad un viejo plátano conocido como Árbol de Hipócrates que desciende directamente del árbol bajo cuyas ramas solía enseñar medicina a sus discípulos el célebre fundador de la escuela hipocrática.

Está considerado como el árbol más longevo de Europa y su historia ha traspasado con creces las fronteras de la pequeña isla de Cos donde nació, ya que numerosas instituciones, bibliotecas y universidades de medicina de todo el mundo (e.g. Yale, Glasgow, Sidney, etc.) tienen en sus jardines árboles plantados a partir de sus semillas o esquejes.

Árbol de Hipócrates

7. El Árbol de Víctor y Leia

El Árbol de Víctor y Leia es un baobab que acaba de ser plantado en Níger, uno de los países africanos más afectados por la desertificación, y es nuestra pequeña contribución al proyecto Niger Heart, que pretende crear un gran parque con forma de corazón y compuesto por 8 millones de árboles.

Niger Heart

Los objetivos de este proyecto de la empresa Tree-Nation son detener la desertificación, luchar contra la pobreza y combatir el cambio climático.

Los baobabs son árboles muy longevos y suelen vivir entre 800 y 1.000 años, aunque se conocen algunos que han superado los 4.000. Por este motivo es probable que, si algún día Víctor y Leia se pasan por Níger para ver cómo crece su árbol, sólo puedan ver un joven baobab con un aspecto bastante menos imponente que el ejemplar de la fotografía.

Baobab

En cualquier caso, mientras llega ese momento, siempre podemos ver cómo va creciendo la versión virtual que Tree-Nation nos ofrece en su web:

http://www.tree-nation.com/trees/346949

28 de febrero de 2010

Algunos árboles con estrella (1/2)

Tal como le explicaba a Víctor en la última entrada, algunos árboles son especiales por lo que son o por el significado que algunas personas les han otorgado. En la entrada de hoy hablaré de cuatro de ellos:

1. El Árbol de la Vida

En el Reino de Bahréin, el país más pequeño del Golfo Pérsico, habita desde hace más de 400 años una misteriosa acacia conocida como el Árbol de la Vida. Este solitario árbol se ha convertido por méritos propios en una de las principales atracciones turísticas de la isla, ya que se encuentra completamente rodeado por varios kilómetros de desierto y, aparentemente, no tiene posibilidad de recibir agua.

El Árbol de la Vida

Debido al misterio que lo envuelve, en la actualidad se utiliza como mezquita y algunos afirman que desciende de los árboles del Jardín del Edén.

Para los que no tengan posibilidad de ir a visitarlo próximamente, Google Maps nos ofrece una interesante vista cenital. ¿Quieres verla?

2. El General Sherman

General ShermanEl General Sherman es el ser vivo más grande de nuestro planeta y habita en el Sequoia National Park de California. Es un magnífico ejemplar de Secuoya Gigante de 83,8 m de altura y cuenta con un diámetro en su base de 11,1 m. En total, se calcula que su tronco tiene un volumen de 1.487 metros cúbicos, lo que representa la mayor cantidad de biomasa en un ser vivo.

Le debe su nombre al naturalista James Wolverton, que sirvió como teniente a las órdenes del General William T. Sherman a mediados del siglo XIX.

3. El Árbol del Tule

A unos 13 Km de la ciudad mexicana de Oaxaca y en el atrio de la iglesia de Santa Maria del Tule se encuentra el árbol con el diámetro más grande del mundo. Se le conoce como el Árbol del Tule y se calcula que son necesarias al menos 30 personas cogidas de las manos para rodear los 54 metros de circunferencia que tiene en la base del tronco.

Árbol del Tule

Se trata de un ahuehuete de 2.000 años de antigüedad y, como es lógico, se ha convertido en el monumento más importante de la zona. Por suerte y gracias a su gigantesta copa, en verano es capaz de mantener a la sombra a más de 500 de sus visitantes. Esto es lo que hoy en día se conoce como orientación al cliente...

4. El Árbol de María

El Árbol de María es un roble americano de unos 6 años de edad que habita en la ciudad gallega de Ourense. Su existencia se atribuye a Gabino González y se dice que lo plantó para obligar a su familia a hacerse una foto junto a él todos los años... :-)

El Árbol de María

Para obtener más información y ver su evolución, cada mes de noviembre conviene visitar el blog de María González Ramos.

Y en la próxima entrada...

5. Hyperion

6. El Árbol de Hipócrates

7. El Árbol de Víctor y Leia

6 de enero de 2010

Los árboles con estrella

La siguiente historia está basada en hechos reales.

***

Quedaban pocos días para la Navidad y eso quería decir que también quedaban pocos días para que Víctor celebrara su cumpleaños por segunda vez. Esa tarde, tras salir de la oficina con el uniforme de mi otro trabajo, el de padre, había recogido a los pequeños Víctor y Leia en casa de sus abuelos y me encontraba en uno de esos tradicionales atascos navideños que te permiten disfrutar de la iluminación de las calles de Barcelona con detenimiento.

El semáforo que tenía delante llevaba en rojo un buen rato y Víctor, desde el asiento trasero, lo miraba fijamente.

—Cuando cambie de color, me avisas, ¿vale? —le dije.

Pero resulta que él estaba mirando otra cosa...

—¡Un árbol de Navidad! —gritó entusiasmado mientras señalaba a un pequeño abeto que había junto al semáforo.

—Pues sí, es verdad. Es un árbol muy bonito, Víctor. ¿Te gusta?

—Sí, es bonito... —respondió con voz triste—. Pero está roto.

—¿Pero por qué dices eso, Víctor? No tienes que estar triste. Yo creo que no está roto —le aseguré absolutamente convencido.

Aunque su respuesta, que sonó casi como un susurro, me dejó sin palabras.

—No tiene estrella...

Víctor estaba señalando la parte superior del árbol y yo acababa de entender por qué estaba triste. Probablemente los únicos abetos que él había visto eran árboles de Navidad. El que hay en nuestra casa, los de las casas de sus abuelos y tíos, los que había visto adornados en la calle... Todos tenían estrella... Todos, menos aquel pequeño abeto.

En aquel momento, no pude evitar pensar en lo habría ocurrido si viviéramos en un mundo gobernado por Charles Dickens y Frank Capra. Mi misión aquella noche habría sido fabricar una pequeña estrella dorada para coronar en secreto el pequeño abeto en mitad de la noche. Víctor la habría descubierto al día siguiente y sólo con su sonrisa el abeto habría crecido tres metros... Por otro lado, si Walt Disney hubiera tomado el poder, yo habría tenido mucho menos trabajo, ya que la estrella la habrían colocado unas ardillas con chaleco.

En todo caso, como todo eso me pareció muy poco práctico, en el siguiente semáforo le ofrecí una explicación de otro tipo.

—Mira, Víctor, ese árbol no estaba roto. Algunos árboles tienen estrella y otros no. Por ejemplo, los árboles que se ven desde nuestro balcón y que te gustan mucho, no tienen estrella.

—No tienen estrella... —repitió en un tono más alegre.

—No, no tienen, pero para ti son especiales porque los ves todos los días. ¿Quieres que te explique algo sobre árboles especiales?

—Sí...

Todavía quedaba bastante para llegar a casa y su hermana pequeña seguía durmiendo, así que me pasé la siguiente media hora hablándole de árboles muy especiales. Le hablé del Árbol de la Vida de Bahrein, del General Sherman, del Árbol del Tule de Oaxaca, de Hyperion, del Árbol de Hipócrates, del Árbol de María y, por supuesto, del Árbol de Víctor y Leia.

—¿Entiendes, Víctor? —le pregunté mientras entraba en el aparcamiento de casa—. Todos esos árboles tienen una estrella, aunque no la puedas ver a simple vista. De hecho, seguro que el abeto que hemos visto antes ha sido especial para alguien y esa persona es capaz de ver su estrella...

Víctor no respondió.

Cuando terminé de aparcar el coche, me giré para mirarlo y comprobé que estaba profundamente dormido. Supongo que no había escuchado prácticamente nada de lo que le había explicado. A su lado, Leia me observaba con sus enormes ojos mientras intentaba comerse la cadena del chupete.

Apagué el motor del coche y decidí esperar a que Víctor se despertara.

—No os preocupéis, hijos —les dije suavemente—. Os escribiré todo esto y otro día os lo vuelvo a explicar. Además, los árboles viven muchos años y seguro que cuando seáis un poco mayores podremos visitarlos... y entonces igual sois vosotros los que me explicáis su historia.

Fin

Nota del traductor: Las frases de Víctor están adaptadas al español desde su dialecto híbrido español-japonés original.

Nota del autor: En el próximo artículo y después de documentarme un poco, hablaré de todos los árboles que salen en esta historia, ya que es muy probable que me inventara una buena parte de lo que les expliqué... :-)

6 de noviembre de 2009

La fuerza es intensa en mí

Una fuerte e intensa tentación me invade...

Veo la foto de estos disfraces que venden en ThinkGeek y las caras de estos niños se intercambian constantemente por las de los pequeños V & L (*).

Baby Vader & Baby Leia

¿Conseguiré resistir la tentación de gastarme esos 40$? ¿Conseguiré esperar al Carnaval? ¿Vencerá en esta ocasión el lado oscuro? ¿...?

Notas:

(*) No, no me refiero a Vader y Leia. Bueno... al menos no me refiero a Vader.

16 de agosto de 2009

El ingenioso y dorado hidalgo droide

Hace unas semanas nació Leia, el segundo bebé de la casa, y con ella han llegado algunos cambios esperados y otros inesperados.

Sobre los primeros, se podría escribir mucho. De hecho, tenía pensado escribir algo titulado 25 años de Tetris no son suficientes cuando tienes que guardar dos carritos de bebé en el maletero de un Seat León, pero creo que lo dejaré para otro día.

Hoy lo que quiero escribir tiene que ver con algo que no me esperaba: aunque tener dos bebés no deja mucho tiempo libre, últimamente tengo más tiempo para pensar.

Por ejemplo, la otra noche, mientras descansaba con Víctor esperando a que se durmiese, me puse a pensar en todas las cosas en común que tienen Sheldon y Leonard, la pareja protagonista de la magnífica comedia The Big Bang Theory, y los droides de la saga Star Wars: C-3PO y R2-D2. El paralelismo entre el personaje de Sheldon y C-3PO es sin duda el más evidente y en algún capítulo se hace explícito, pero sorprendentemente hasta el otro día no me di cuenta de que el parecido también llegaba hasta sus inseparables compañeros.

C-3PO y R2-D2

En multitud de ocasiones he leído que George Lucas se había inspirado en Laurel y Hardy (alias El gordo y el flaco) para crear a los personajes robóticos más conocidos de la historia del cine. La otra noche, mientras Víctor se quedaba dormido, comencé a pensar en otras parejas similares: Sherlock Holmes y el Dr. Watson, Mortadelo y Filemón, Calvin y Hobbes, Abbott y Costello... y entonces encontré la más importante: Don Quitote y Sancho Panza.

No sé si Lucas lo hizo de manera consciente o no, pero ciertamente tienen mucho en común:

  • Don Quijote y C-3PO son altos, delgados y bastante estirados.
  • Sancho Panza y R2-D2 son bajitos, redondos y algo protestones.
  • Don Quijote y C-3PO son idealistas y se autoconsideran los líderes indiscutibles.
  • Sancho Panza y R2-D2 son más prácticos y realistas y, a menudo, tienen que rescatar a sus alocados compañeros. Al fin y al cabo, son los verdaderos héroes.
  • Don Quitote y C-3PO son muy cultos y tienen la necesidad de adoctrinar constantemente a sus escuderos.
  • Sancho Panza y R2-D2 se burlan a menudo de ellos por este motivo, aunque su fidelidad es inquebrantable.
  • Todos ellos son bastante torpes y, en muchas ocasiones, sólo la fortuna les salva de los peligros.
Don Quijote y Sancho Panza

En resumen, representan un modelo bipolar en el que dos personalidades contrapuestas son el mecanismo ideal para mostrar la realidad desde diferentes perspectivas y, por supuesto, también para crear situaciones cómicas.

Al cabo de un rato, después de pensar en ello un poco más, me di cuenta de que Víctor ya estaba dormido. Me levanté despacio y lo dejé con cuidado sobre su cuna mientras le susurraba: "Buenas noches, Víctor. Vendré a buscarte por la mañana cuando empiece Barrio Sesamo".

Por cierto, pensando en Epi y Blas...

22 de junio de 2009

MacGuffin tiene el placer de presentarles a...

¿Quién es MacGuffin?

MacGuffin no es una persona. No es un animal. No es una cosa. Ni siquiera es el nombre de un personaje de ficción escocés emparentado con la saga inmortal del Clan MacLeod.

Tal como nos explica la Wikipedia, MacGuffin...

...es un elemento de suspense que hace que los personajes avancen en la trama, pero que no tiene mayor relevancia en la trama en sí. MacGuffin es una expresión acuñada por Alfred Hitchcock y que designa a una excusa argumental que motiva a los personajes y al desarrollo de una historia, y que en realidad carece de relevancia por sí misma. El elemento que distingue al MacGuffin de otros tipos de excusas argumentales es que es intercambiable. Desde el punto de vista de la audiencia, el McGuffin no es lo importante de la historia narrada.

Habitualmente, para ilustrar el significado del MacGuffin, Hitchcock utilizaba la siguiente historia:

Dos viajeros se conocen en un tren de Inglaterra y uno le dice al otro:

-Perdone, señor, pero ¿qué es ese paquete de curioso aspecto que está sobre su cabeza.

-Ah, sí. Es un MacGuffin.

-¿Y para qué sirve eso?

-Sirve para atrapar leones en las montañas de Escocia.

-Pero... si no hay leones en las montañas de Escocia.

-Entonces, tampoco es un MacGuffin.

Probablemente, a partir de aquí, la trama de esta historia iría ganando interés y, tratándose de un guión de Hitchcock, alguno de los viajeros acabaría bastante mal.

Otros buenos ejemplos de uso del MacGuffin son:

  • La palabra "Rosebud" que pronuncia el protagonista de Ciudadano Kane al principio de la película.
  • El microfilm de Con la muerte en los talones.
  • La escotilla y la alarma de la serie Perdidos en las dos primeras temporadas.
  • Los objetos de Rambaldi en la serie Alias.
  • El perro supuestamente atropellado que guiaba la trama de mi relato corto Las 100 mejores

El MacGuffin de este artículo

Un ejemplo más de uso del MacGuffin podría ser este propio artículo, ya que toda la explicación que he hecho hasta ahora no es en absoluto lo más importante. No es lo que le interesa a las personas que lo están leyendo. No es la historia que me interesa contar hoy.

Lo realmente importante hoy es que Leia ya ha llegado.

Leia

Probablemente, a partir de aquí, la trama de nuestra historia irá ganando interés...

23 de abril de 2009

Locos e irrepetibles años...

Querida hija,

si estás leyendo estas líneas, eso significa que ya han pasado unos cuantos años desde que tu madre y yo las publicamos, allá por el 23 de abril de 2009.

En todos estos años, que para nosotros han sido un poco locos pero seguro que irrepetibles, tu nombre ha sido pronunciado miles de veces. Algunas, de manera dulce y suave. Otras, como la paciencia no es infinita, con algo más de volumen. Pues bien, dado que todo tiene un principio, lo que hoy queremos explicarte son las circunstancias que nos llevaron, una noche de abril de 2009, a llamarte por tu nombre por primera vez.

Todo empezó unos meses antes. A mediados de febrero, tu madre y yo habíamos recibido el encargo de buscar un nombre de niña. Hasta entonces, ya habíamos pensado en varias opciones, pero un ecógrafo del Hospital Vall d'Hebron permitió eliminar la mitad de ellas.

Como ya habíamos hecho con tu hermano, decidimos someter esas opciones a un proceso democrático no vinculante. Es decir, publicamos una encuesta en este blog titulada "Un nombre para Junior 2.0" en la que cualquiera podía votar por alguna de esas opciones. Después, nosotros teníamos pensado respetar mucho el resultado de la votación y hacer exactamente lo que nos diera la gana. Lo mismo que habíamos hecho en el caso de tu hermano.

Evidentemente, los primeros en votar fueron tus abuelos y tíos. Tras ellos, vinieron 38 amigos y amigas que completaron una ajustada votación que acabó el 12 de abril con un empate entre los dos nombres que la habían liderado desde el principio: Emma y Leia.

Teníamos que deshacer ese empate, así que una semana después, decidimos contar con la opinión de una persona que no había votado y que tenía una indudable influencia en nuestra familia: Víctor. En aquella época, tu hermano sólo hablaba japonés, aunque según la opinión de todos tus abuelos, lo entendía todo a la perfección. Al parecer, era más listo de lo normal... así que le hicimos la pregunta directamente: "Víctor, ¿qué nombre te parece más adecuado para tu hermana: Emma o Leia?". Su respuesta fue muy rápida y meridianamente clara: "Tuku-tuku".

El nombre era bonito, pero no era una de las opciones que le habíamos dado, así que lo descartamos y le dimos otra oportunidad. Tu madre cogió dos trozos de papel, escribió los nombres y los tiró sobre la mesa en la que acababa de cenar.

Dos nombres. Dos trozos de papel.

Víctor, sin tiempo para reflexionar, cogió el que había quedado más centrado y me lo dio. Cuando lo abrí, tu madre y yo supimos como te íbamos a llamar a partir de ese instante. Los demás lo supieron unos días más tarde, cuando leyeron el título de esta carta y juntaron la primera letra de cada palabra.

En fin, supongo que en más de una ocasión ya te habremos explicado esta historia. La hemos dejado aquí escrita para que el tiempo y la imaginación no la alteren demasiado.

Un beso,

Javier y Natalia.

P.D. Me gusta imaginar que igual acabas de llegar a casa en nuestro coche eléctrico y has leído estas líneas en tu eBook -o quién sabe si en un iBook 8G- mientras esperas a que tu impresora 3D te construya el último anillo con pendientes a juego que te has bajado de Internet... Por cierto, ¿siguen intentando en tu época ilegalizar las descargas de archivos? No te dejes engañar, hija. Compartir no es delito.

P.P.D. A todos los impacientes que se han saltado toda la carta y han ido directamente al final para conocer el nombre, simplemente quiero recordarles un viejo proverbio persa: "La paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces".