Hace pocas semanas se ha presentado en Barcelona un estudio de la Universitat Pompeu Fabra sobre el síndrome Manolo. Este nuevo síndrome describe el comportamiento de muchos directivos cuyo miedo no reconocido al fracaso les convierte en personas agresivas y arrogantes con sus trabajadores.
Según la autora del estudio, Carme García Ribas, el Manolo (aka "Manolou" para los anglosajones) es prepotente, no escucha, no saluda, no se ríe y destruye la creatividad de sus colaboradores, típicamente más brillantes que él. Este abuso de poder provoca que los empleados se sientan tristes y trabajen menos, por lo que se pueden producir daños irreparables en la empresa y pérdidas económicas de hasta el 30%.
A pesar de que el estudio y el síndrome son nuevos, el genial Dilbert lleva padeciendo e identificando estos síntomas en su jefe desde hace muchos años en escenarios tan habituales como la evaluación de productividad y otros :-)
