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6 de abril de 2015

¿Quieres aprender o explicar algo? 5 claves sobre cómo aprende nuestro cerebro

Tu cerebro y el mío son diferentes. Por suerte, son tan diferentes que seguro que hay cientos de cosas que podemos aprender el uno del otro... Y en ese momento, cuando se trata de aprender algo, nuestros cerebros tienen mucho en común.

Aquí tienes 5 aspectos clave sobre nuestro cerebro que debes tener en cuenta cuando quieras aprender algo o quieras ayudar a que otras personas lo aprendan.

1. Aprendemos mejor cuando la información es visual

La mitad de los recursos de nuestro cerebro se utilizan para la visión. El otro 50% se dedica a todas las demás funciones del cuerpo.

Eso significa que cuando tenemos que procesar información, el sentido de la visión supera a todos los demás. Incluso cuando estás leyendo estás líneas, tu cerebro está tratando cada letra como una imagen que tiene que interpretar, por lo que leer este texto es mucho más ineficiente que interpretar una imagen. Se estima que nuestro cerebro procesa la información visual unas 60.000 veces más rápido que la textual.

Vino blanco y tinto

Una prueba de esto la tenemos en un experimento que se realizó en 2001 durante una cata para aficionados al vino. Se dio a probar a 54 personas un vino blanco al que se había añadido un colorante sin olor ni sabor para que el vino pareciera tinto. Ninguno de los participantes supo reconocer que se trataba de vino blanco coloreado. El poder de lo que estaban viendo sobrepasó lo que podían aportar los otros sentidos.

Conclusión:

Cuando tengas que explicar algo, añade fotos, iconos y diagramas que aporten significado. Ten en cuenta también el tamaño, la proporción, la relación de colores y la estructura visual de lo que muestras, porque el cerebro del que lo va a mirar interpretará mucho antes todo eso que todo el texto que puedas poner.

2. Recordamos el panorama general mucho mejor que los detalles

Cuando aprendemos algo nuevo, los detalles pueden saturarnos muy rápido si no somos capaces de asociarlos con un esquema general que los estructure y los relacione entre sí.

Por ello, nuestro cerebro siempre intenta encontrar la esencia de lo que está aprendiendo y desecha los detalles si no puede almacenarlos en ese panorama general. Además, como somos eminentemente visuales, representar ese panorama general gráficamente nos es muy útil para ubicar todos los conceptos y detalles.

Conclusión:

Empieza siempre dibujando la estructura general con un diagrama o un mapa mental y ubica todos los detalles a partir de esa estructura. Cuando tengas que repasarlo o explicárselo a otros, no empieces por los detalles. Explica primero todo el esquema general y profundiza en los detalles de una manera progresiva.

3. Enseñar a otros nos ayuda a aprender mejor

Cuando tenemos que explicar algo a otras personas, asimilamos mucho mejor los conceptos nuevos. Los estructuramos mejor y somos capaces de recordar con más facilidad las partes más importantes.

En un estudio liderado por el Dr. John Nestojko, se pidió a la mitad de los participantes que estudiaran una información para después hacer un examen. A la otra mitad se les explicó que tenían que estudiar la información para enseñar a otras personas. Posteriormente, se hizo el examen a todos por igual sin que ninguno tuviera que enseñar a nadie. Los participantes que pensaban que tenían que enseñar a otros lo hicieron significativamente mejor.

Preparar nuestra mente para explicar algo a otras personas provoca que creemos estructuras más claras y que pongamos el foco en aquello que es esencial para entenderlo.

Conclusión:

Estructura lo que estás aprendiendo como si tuvieras que explicárselo a otros. Escribe unas notas o haz una presentación breve pero bien organizada. Si es posible, explicáselo a alguien y comprueba que las partes importantes están bien reflejadas.

4. Dormir es fundamental para el aprendizaje y la memoria

Cuando duermes, tu cerebro comienza a construir estructuras para convertir tus recuerdos a corto plazo en recuerdos a largo plazo.

Diversos estudios han demostrado que el poder dormir —aunque sea una simple siesta— entre el momento de aprender algo y el momento de ser evaluado, afecta positivamente a los resultados en porcentajes cercanos al 20%. Por el contrario, según un estudio de la Harvard Medical School, la privación de sueño reduce de forma crítica nuestra capacidad de aprender cosas nuevas, llegando a suprimirla casi por completo si no se duerme correctamente en las 30 horas siguientes al momento del aprendizaje.

Por último, dormir antes de aprender también es muy importante. Tal como explica el Dr. Matthew Walker, el sueño deja nuestro cerebro como una esponja seca preparada para absorber nueva información.

Conclusión:

Intenta dormir bien antes de aprender algo nuevo e intenta repasarlo, aunque sea brevemente, antes de ir a dormir. Y no te quedes sin dormir para estudiar algo que quieras recordar...

5. Aprendemos mejor cuando intercalamos materias

Un experimento que se ha hecho varias veces en la Universidad de California pone a prueba a dos grupos de estudiantes. Al primer grupo se le muestran en una pantalla fotografías de diferentes estilos pictóricos en bloques secuenciales de 6 imágenes. Es decir, primero se muestran 6 pinturas características de un estilo, luego 6 pinturas del siguiente estilo y así sucesivamente. Al segundo grupo se le muestran las mismas imágenes pero intercaladas.

El examen que hacen todos después consiste en reconocer el estilo de diversos pintores a través de imágenes que no se han mostrado antes. Los miembros del primer grupo suelen acertar en torno al 30% y los del segundo, un 60%.

Bob Bjork, el investigador responsable de este experimento, cree que intercalar funciona mejor porque encaja en nuestra habilidad natural para reconocer patrones y discrepancias. Si extendemos este concepto a toda nuestra actividad diaria y alternamos diversas disciplinas, tendremos la oportunidad de asociar lo que ya conocemos de una de ellas con la nueva información que obtenemos de otra.

Conclusión:

No intentes aprender o practicar las nuevas habilidades en bloques separados. Por ejemplo, si quieres aprender un idioma, intercala la práctica de escritura, escucha y conversacion. Si estás en un entrenamiento de baloncesto, alterna los tiros de tres, los tiros libres y las bandejas. Además, en la medida de lo posible, intenta intercalar lo que haces mejor con lo que haces peor para que tu cerebro pueda encontrar sinergias positivas...

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