Hola, soy Javier.

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Este es mi blog personal y aquí escribo sobre Internet, tendencias, V&L, cine, fotografía y cualquier otro tema que me parezca que es imprescindible compartir. Si quieres, puedes seguirme por:

31 de julio de 2007

Un nombre para Junior

En el 2005, un chavalín inglés de 21 años ganó 1.000.000 $ en pocos meses vendiendo pixels de su página web, titulada The Million Dollar Homepage. La idea era simple: se divide la página en párcelas de un pixel (un millón en total) y se ponen a la venta a un dolar la unidad. Pudo ser un fiasco, pero la cuestión es que los anunciantes se pelearon por aparecer y el chavalín universitario se hizo millonario en medio año.

Esto viene a demostrar dos cosas:

  • Se puede hacer mucho negocio en la red vendiendo cosas inusuales.
  • Me estoy haciendo mayor porque veo a un universitario de 21 años como un chavalín.

Volviendo al primer asunto, Natalia y yo hemos pensado en hacer negocio subastando el nombre de Junior, nuestro futuro primogénito que reflexiona en la foto adjunta.

De todas maneras, como lo hemos pensado mejor y eso estaría feo, vamos a dejarlo en que aceptamos sugerencias y luego haremos lo que nos parezca.

Para ir acotando, hay algunos nombres que ya están reservados y no podremos utilizar: Pablo y Narham. Por otro lado, ya se han propuesto y serán considerados: Ivan, Izan, Max, Edgar, Lucas, Óscar, Mario, Hugo, Sergi, Jordi y Jambato.

30 de julio de 2007

Breve historia de un blog

Después de leer numerosos tutoriales de Photoshop -repartidos generosamente por la blogosfera- y ver algún video demostrativo en YouTube, hoy he cambiado el look & feel de este blog. Desde que migré el espacio a Blogger Beta (ahora ya sin el bonito apellido) había usado una plantilla estándard que, sin tener nada de malo, era... demasiado estándard.

He creado un álbum donde iré poniendo la historia en imágenes de este espacio que nació hace casi 3 años y que todavía no sabe qué quiere ser de mayor.

El blog de Javier Otero

13 de julio de 2007

La importancia de llamarse Hugo

Elegir el nombre de una persona, su antropónimo, esa característica que le hará diferente de los demás sin necesidad de conocerlo, es una decisión importante. Recientemente, dos personas de mi entorno me han hablado de dos niños que nacerán próximamente con el nombre de Hugo. Esto me ha recordado una historia de naufragios que leí hace tiempo y que telegráficamente decía algo así:

El 15 de diciembre de 1664 se hundió un barco en el estrecho de Menay, en la costa norte de Gales. Murieron 82 pasajeros, todos los que componían el pasaje, salvo un hombre llamado Hugh Williams. El 5 de diciembre de 1785 otro barco se hundió. Perecieron 60 pasajeros y hubo un único superviviente, llamado Hugh Williams. El 5 de agosto de 1860, el hundimiento de un tercer barco provocó la muerte de 25 pasajeros, y el único superviviente se llamaba, como no, Hugh Williams.

Es una historia que plantea muchas preguntas. ¿Es Hugh Williams otro alias del Conde de Saint Germain? ¿Es (o era) este personaje un primo lejano del vampiro Lestat de Lioncourt? ¿Perteneció Hugh al clan MacLeod? Hay que tener en cuenta que el primer accidente fue relativamente cerca de Escocia.

Y en todo caso, ¿por qué este ser inmortal era (o es) tan gafe? Movido por la curiosidad, he hecho un pequeño trabajo de investigación de 10 segundos y he llegado al dominio hughwilliams.com, donde un Hugh Williams de nuestros días (que trabaja en Microsoft) nos enseña su cara sonriente. La verdad es que yo no me subía a un barco con ese tío...

En fin, probablemente nunca se conocerán todas las respuestas. La verdad está ahí fuera. Pero yo quiero creer que es una prueba de lo importante que es elegir un buen nombre. Natalia y yo estamos en ello.